La pobreza no se reduce ¡Se supera!
Escrito por Leandro Rodríguez Linárez | X: @leandrotango   
Miércoles, 29 de Junio de 2016 06:01

altCuántas veces hemos escuchado a nuestros gobernantes señalar que una de las principales metas de sus gestiones es o será la “reducción de la pobreza”,

ello es un error, no semántico sino de abordaje, de solución. La diferencia es que sí diseñamos políticas sociales que solo otorguen recursos monetarios a las clases más necesitadas reduciremos la pobreza sí, pero circunstancialmente. En lugar de ello, si desarrollamos/promovemos aptitudes y capacidades a través de la educación y el trabajo la erradicaremos.

El mejor ejemplo práctico es lo que ha significado el chavismo para Venezuela, quien afianzado en el boom petrolero, no cualquiera sino el más alto y sostenido de la historia, creó un conjunto de presuntas políticas sociales cuya transversalidad fue asignar ayudas monetarias directas a innumerables personas necesitadas sí, pero con 100% condiciones para el trabajo, ello condujo a una momentánea reducción de la pobreza, bastó el estancamiento del precio del barril y posterior caída para que esta “reducción” se disipara y la pobreza volviera a reflotar, en peores condiciones. Lo que a través de una férrea campaña mediática se presume como una gesta heroica, de inigualable justicia social, concluyó siendo un ardid político caza votos, atrapa militancia, generando ciudadanos sumisos al gobierno, genuflexión electoral.

Es por ello que, las “políticas sociales” de la última década y media poseen como rasgo distintivo un conjunto de condicionantes, restricciones y limitaciones que evitan a toda costa la emancipación ciudadana, al contrario, construyen una inflexible dependencia al gobierno a través de organizaciones sociales emparentadas al Psuv. Por eso no se otorgan títulos de propiedad de las viviendas asignadas por políticas habitacionales, ni se incentivan emprendimientos individuales, familiares, ni privados y… en palabras textuales del Dip. Diosdado Cabello… “ni agua” se les da a quienes disientan del gobierno, a sus imposiciones.

¿Qué hacer? Que sean los adultos mayores y venezolanos con discapacidad física o mental para laborar los beneficiarios de políticas sociales suficientes y permanentes que les permitan una vida digna. Ahora bien, los sectores sociales vulnerables pero con capacidades y aptitudes para el trabajo deben ser atendidos con políticas de Estado no discriminantes ni limitativas, que los conduzca al desarrollo pleno de sus potencialidades, a través de planes de estudios y/o financiamientos de emprendimientos, sean individuales, familiares o asociativos, que sea una decisión ciudadana ¡No imposición gubernamental!

La visión a corto o mediano plazo debe ser que estos ciudadanos jamás vuelvan a necesitar “ayudas públicas”, de esta manera, nuestra nación se hará paulatinamente próspera, enterrando el rentismo petrolero y descartando para siempre la infame manipulación electoral de la que son víctimas los venezolanos a través de sus necesidades. Así, la pobreza no se reducirá, ni se decorará…se superaría definitivamente.


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