Se refieren por supuesto al gobierno del presidente Maduro, pero son primero que nada constitucionales y, adicionalmente, hoy están siendo acariciadas no sólo por una vanguardia impaciente y voluntarista, sino por una buena parte de la población venezolana, que va más allá de la que votó por la MUD, pues incluye también a sectores radicalizados del chavecismo. Curiosamente, el desastre nacional generado por Chávez e incrementado por la inacción de Maduro, ha conducido a Venezuela a un estado de descomposición no visto desde 1958 para acá. La desesperación ante la inflación, la escasez, la inseguridad y la incertidumbre, es evidente y parece no preocupar al Gobierno, que sigue con una verborrea atosigante y desesperante completamente ajena al sentir popular.
 

Sin lugar a dudas la gente desea salir de esta pesadilla. No es sólo la dirigencia de la Mesa, sino personas incluso que se vieron compelidas a votar por esta alianza, para asegurarse la derrota electoral del Gobierno en las elecciones pasadas; se trata de gente que en otras circunstancias jamás hubieran votado por ellos y que no apoyarían sus políticas para el país ni a ninguno de sus posibles candidatos presidenciales. En Venezuela, todo el mundo vive inquieto, tenso y atormentado, con excepción de quienes impunemente siguen enriqueciéndose en detrimento del resto de la nación y de un pequeño sector esquizofrénico, que cree que la realidad es la que ellos crean con su propaganda y arengas ausentes de contenido real.
 

La renuncia del Presidente, el referendo revocatorio, la convocatoria de una constituyente y el acortamiento del período de gobierno, son las fórmulas que se mencionan, sin que las discusiones hasta ahora hayan profundizado en las posibilidades reales de su concreción, ni en sus consecuencias a corto y mediano plazo. Sin pretender analizar en este momento cada una de estas posibilidades, debo señalar algunas situaciones reales existentes que quizás hayan sido dejadas de lado. Lo primero a señalar es que la inmensa mayoría de los partidos, con excepción de la MUD y del PSUV, no existen legalmente en este momento en Venezuela. Todos los partidos de la Mesa y los del Polo Patriótico tienen que efectuar sus trámites de legalización, para poder actuar en futuras elecciones en el país, lo que compromete algunos de los procederes antes señalados y varias de las consecuencias que de ellos se derivan. 
 

Otro aspecto a considerar es la vigencia de la actual Ley Orgánica de Procesos Electorales, que al no garantizar la representación proporcional de todos los participantes en condiciones equitativas, nos ofrece para el futuro de supuesta transformación un escenario igual al de la Asamblea Nacional actual.