La crisis en un pendón
Escrito por Daniel Merchán | @Daniel_Merchan   
Miércoles, 25 de Noviembre de 2015 01:36

La crisis en un pendón.
Venezuela pasa por uno de los momentos más complejos de su historia, el descalabro económico, el desajuste moral y el desfase institucional han hecho mella en la esencia de un país que otrora era visto como uno de los ejes democráticos del continente, ahora que nos encontramos en campaña electoral camino a los comicios del 6 de diciembre para elegir una nueva asamblea nacional, esas deficiencias cobran vida en lo que podría ser lo más cercano a la definición de una república bananera.
La crisis tiene muchas vertientes, bastante visibles además, un mundo que mira con asombro a una nación petrolera incapaz de producir alimentos, que mantiene a la gente en colas inclementes bajo el castigo de la lluvia y el sol para obtener un medicamento o un producto de la cesta básica, que hoy cuesta más de 7 salarios mínimos, un país donde la inseguridad hace caer las vidas de más de 25000 venezolanos anualmente bajo el manto oscuro de la violencia, entre ellos casi semanalmente los escoltas de los jerarcas del gobierno que ni se inmutan ante esta cruda realidad, desgraciadamente el resto de la población no tiene ni un guardaespaldas, un país de hospitales en ruinas, un país que pierde sus fronteras y vive bajo estado de excepción permanente, un país sin inversión y de empresas asfixiadas, un país sin educación y con universidades sobreviviendo con las uñas, un país sin luz, sin agua, sin calidad de vida, un país que dejo de serlo para convertirse en un destino que muchos borraron de su agenda.
Pero como dijera uno de esos personajes de nuestra trágica historia reciente, “el show debe continuar” y el carnaval electoral trajo consigo nuevas promesas de avance y desarrollo por parte de quienes han mantenido el poder a golpe y porrazo durante las últimas dos décadas, hoy lucen sus caras en un festival de pendones en calles y avenidas, vallas gigantes, murales, comerciales de tv y radio, banners en paginas y volantes con material de revista en un país sin papel para la prensa, cada pendón solo por colocar un ejemplo tiene un costo de 4000 bolívares, sacando la cuenta hay hasta 2 salarios mínimos en cada poste de las ciudades, pues los camiones del gobierno se han dado a la tarea de instalarlos individualizados por candidato y por ambas caras de la calle en las que se les visualiza, puede haber hasta 4, 5 o 6 de la alianza oficialista cada 15 o 20 metros, ciertamente este es un país acostumbrado a los excesos, aunque esa ya es una palabra poco representativa para lo vivido en la Venezuela “socialista”
El 6 de diciembre es una de esas fechas que trazan el punto de quiebre en una sociedad, esta vez lo es para Venezuela, no se trata de elegir a unos cuantos parlamentarios por razones meramente personales o de conveniencias políticas, se trata de dar un paso al frente para recuperar la estabilidad, el futuro y la democracia, la posibilidad de que tantos venezolanos regresen, de generar condiciones para el empleo, de auditar al gobierno y mejorar la calidad de vida, de enrumbar las estrategias económicas, de regresarle a Venezuela su lugar como referente de hospitalidad y desarrollo ante el mundo, en fin, la oportunidad de atacar la corrupción e investigar los escándalos a los que nos tienen sometidos una cúpula envilecida por el poder, esos que ya solo dan la cara en pendones y mercadeo publicitario, pero que no son capaces de saludar en las colas, de enfrentar el crimen organizado, de dar garantías de salud a los enfermos, los que se esconden detrás de una popularidad ajena, vencida y caduca, los que se dicen del pueblo pero hace rato no se les ve padeciendo junto a el los males de su gestión deficiente, frente a todo eso hay una opción, una salida del precipicio, la unidad de todos los venezolanos, que se escribe con la convicción de ir a votar y defender su decisión en cada localidad del territorio nacional, la que se expresa en la necesidad de cambio que entre todos construimos como la mayoría que somos, para iniciar la transición definitiva  hacia una sociedad de paz, de transparencia, progreso y verdadero protagonismo ciudadano.
Daniel Merchán
@Daniel_Merchan en Twitter.

altVenezuela pasa por uno de los momentos más complejos de su historia, el descalabro económico, el desajuste moral y el desfase institucional han hecho mella

en la esencia de un país que otrora era visto como uno de los ejes democráticos del continente, ahora que nos encontramos en campaña electoral camino a los comicios del 6 de diciembre para elegir una nueva asamblea nacional, esas deficiencias cobran vida en lo que podría ser lo más cercano a la definición de una república bananera.

La crisis tiene muchas vertientes, bastante visibles además, un mundo que mira con asombro a una nación petrolera incapaz de producir alimentos, que mantiene a la gente en colas inclementes bajo el castigo de la lluvia y el sol para obtener un medicamento o un producto de la cesta básica, que hoy cuesta más de 7 salarios mínimos, un país donde la inseguridad hace caer las vidas de más de 25000 venezolanos anualmente bajo el manto oscuro de la violencia, entre ellos casi semanalmente los escoltas de los jerarcas del gobierno que ni se inmutan ante esta cruda realidad, desgraciadamente el resto de la población no tiene ni un guardaespaldas, un país de hospitales en ruinas, un país que pierde sus fronteras y vive bajo estado de excepción permanente, un país sin inversión y de empresas asfixiadas, un país sin educación y con universidades sobreviviendo con las uñas, un país sin luz, sin agua, sin calidad de vida, un país que dejo de serlo para convertirse en un destino que muchos borraron de su agenda.

Pero como dijera uno de esos personajes de nuestra trágica historia reciente, “el show debe continuar” y el carnaval electoral trajo consigo nuevas promesas de avance y desarrollo por parte de quienes han mantenido el poder a golpe y porrazo durante las últimas dos décadas, hoy lucen sus caras en un festival de pendones en calles y avenidas, vallas gigantes, murales, comerciales de tv y radio, banners en paginas y volantes con material de revista en un país sin papel para la prensa, cada pendón solo por colocar un ejemplo tiene un costo de 4000 bolívares, sacando la cuenta hay hasta 2 salarios mínimos en cada poste de las ciudades, pues los camiones del gobierno se han dado a la tarea de instalarlos individualizados por candidato y por ambas caras de la calle en las que se les visualiza, puede haber hasta 4, 5 o 6 de la alianza oficialista cada 15 o 20 metros, ciertamente este es un país acostumbrado a los excesos, aunque esa ya es una palabra poco representativa para lo vivido en la Venezuela “socialista”

El 6 de diciembre es una de esas fechas que trazan el punto de quiebre en una sociedad, esta vez lo es para Venezuela, no se trata de elegir a unos cuantos parlamentarios por razones meramente personales o de conveniencias políticas, se trata de dar un paso al frente para recuperar la estabilidad, el futuro y la democracia, la posibilidad de que tantos venezolanos regresen, de generar condiciones para el empleo, de auditar al gobierno y mejorar la calidad de vida, de enrumbar las estrategias económicas, de regresarle a Venezuela su lugar como referente de hospitalidad y desarrollo ante el mundo, en fin, la oportunidad de atacar la corrupción e investigar los escándalos a los que nos tienen sometidos una cúpula envilecida por el poder, esos que ya solo dan la cara en pendones y mercadeo publicitario, pero que no son capaces de saludar en las colas, de enfrentar el crimen organizado, de dar garantías de salud a los enfermos, los que se esconden detrás de una popularidad ajena, vencida y caduca, los que se dicen del pueblo pero hace rato no se les ve padeciendo junto a el los males de su gestión deficiente, frente a todo eso hay una opción, una salida del precipicio, la unidad de todos los venezolanos, que se escribe con la convicción de ir a votar y defender su decisión en cada localidad del territorio nacional, la que se expresa en la necesidad de cambio que entre todos construimos como la mayoría que somos, para iniciar la transición definitiva  hacia una sociedad de paz, de transparencia, progreso y verdadero protagonismo ciudadano.

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