El tesoro de la juventud
Escrito por Ing. Rafael Diaz Casanova   
Viernes, 31 de Julio de 2015 00:30

altTanto en casa de nuestros padres, Armando y Beatriz, como en casa de nuestros hijos Gerardo y Carolina, se tiene o tuvo la colección de veinte tomos de "El tesoro de la juventud"

La colección de nuestra casa paterna fue un obsequio de nuestro padrino de confirmación y primo hermano de Armando, Raúl Rojas Díaz, hijo de nuestra tía-abuela Conchita, quien se lo había comprado a Armando Torres Partidas, un amigo, marino, a quien apodaban "el arquitecto". Los ejemplares de nuestros hijos y nietos fueron un regalo de nuestro suegro Jacinto.

Hoy día se puede disfrutar del contenido de dicha colección, no sabemos si en toda su extensión, en Internet (www.eltesorrodelajuventud.com).

Para nosotros, sin desdeño de todos y cada uno de los capítulos que componen esa maravillosa enciclopedia, era de especial estima "El libro de los porqué". Allí satisficimos nuestra curiosidad y aprendimos las causas y orígenes de infinidad de eventos, procesos y accidentes reales o ficticios.

También fue propicia la repetida lectura de los distintos tomos de la obra para adquirir las primeras nociones de historia, de geografía, las aficiones a los viajes, los rudimentos del inglés, las fábulas, la poesía, tantas materias…y sobre todo, la afición a la lectura y a la investigación de los más diversos temas.

Hoy, los procesos son diferentes. El sustituto de esa maravillosa colección es mucho más amplio. Ha generado un nuevo verbo, de gran difusión y que todavía no tiene la bendición de la Real Academia. Hoy "gugleamos" y accedemos al infinito campo del conocimiento. Además, existe Wikipedia, una enciclopedia producida por sus lectores, que crece cada día e incluye, maravillosamente, la visión de personas que residen en cualquier parte del globo terráqueo. Es verdad, no todo lo que se añade en Wikipedia es de la mejor calidad, el concurso de diferentes autores va decantando la verdad y lo más cercano a la realidad.

La juventud tiene tesoros mucho más preciados, el primero la edad. Esta, la edad, que con el tiempo merma, conlleva la inmensa capacidad de aprender. Luego obtenemos la experiencia, con sus ventajas y desventajas. Cuando vamos perdiendo la juventud se nos amplía la posibilidad de enseñar…que no es más que trasmitir nuestra experiencia e inteligencia.

No sabemos precisar cuando se termina la juventud, a cada quien le finaliza en edades diferentes. Entre la juventud y la vejez aparecen otras etapas, las de hacer realidades los proyectos y las ilusiones, la época de formar familia, la de tener y enseñar, junto con los colegios, a los hijos… la época de construir. El tiempo de estudiar solo lo detiene con el fin de nuestros días.

Quiera Dios que nuestra sociedad pueda encaminarse por derroteros mejores y que la familia, la que constituyen un hombre y una mujer y a quien Dios le envía, por cualquiera de los caminos posibles, los hijos que le darán continuidad, sean los pilares fundamentales de la Venezuela del futuro.

A Ana Carolina y a todas sus congraduandas.    

@rafael862



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