Una de las maneras de pretender ocultar la grave situación que vive el chavomadurismo, de esconder sus contradicciones, es mentir “apoyándose” en una hegemonía comunicacional,

en el uso avasallante de todos los medios de comunicación de los cuales se han venido apropiando con distintas artimañas desde la época en que le revocaron la licencia a Rctv, la emisora de mayor sintonía en el país, y se inició el uso indiscriminado del recurso de encadenar los medios radioeléctricos durante horas.

Pero no ha sido fácil ocultar la dura realidad que confronta el chavomadurismo. Por ejemplo, con el asesinato del diputado R. Serra, Maduro no encuentra qué inventar. Una de sus acusaciones, que dañan sus relaciones con Colombia, es la de involucrar al ex presidente Uribe en el condenable crimen. Maduro ha quedado al descubierto como un farsante porque ninguna de sus acusaciones tiene sustento. Es fácil apoyarse en la “hegemonía comunicacional” para intentar imponer una falsa versión de los hechos, pero Maduro con todas sus cadenas no los puede desvirtuar.

Forma parte del dominio comunicacional la manera como maneja las divisas para el papel periódico. Miguel Henrique Otero fue contundente en la reunión de la SIP donde denunció con lujo de detalles esa situación. El tratamiento que le dan a El Nacional y a Tal Cual es violatorio de la Constitución, quieren que desaparezcan por su actitud indoblegable de denunciar la verdad de los hechos. 

Maduro emplea otra modalidad de cercar a los medios críticos, ahora lo hace mediante la compra del medio, como hizo con Globovisión y El Universal, y su intención ahora es reglamentar el uso de las redes sociales, que han servido de válvula de escape a quienes no tienen dónde expresarse. Invierten ingentes sumas en laboratorios donde trabajan centenares de personas que tuitean creando falsas tendencias en las redes sociales, dando la impresión de un gran respaldo popular, cuando es todo lo contrario, como lo demuestran las encuestas que registran que un 80% de los consultados opinan que el país está cada día peor.

La alternativa democrática tiene que buscar la manera de enfrentar este estado de cosas, el volante, el grafiti, el afiche, el contacto personal, viejas formas de propaganda que ahora se actualizan. Esforzarse en difundir la verdad es la única forma de contrarestar la “hegemonía comunicacional”.

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