Claro está el pueblo con respecto a ese monstruo que, al sentirse “guapo y apoyado”, se ha dedicado a robarle, a todos los ciudadanos venezolanos, el dinero que serviría para que los trabajadores

en general tengan hoy buenos sueldos con suficiente y eficiente capacidad adquisitiva: ese tipo de latrocinio, cuyo nombre “científico” es corrupción, también tiene “comiendo cable” a varios millones de desempleados.

Los “métodos” que utilizan los corruptos; mejor dicho, los macroladrones, son múltiples y a la vista de todo el mundo nacional e internacional. Los más visibles son: 1) la importación, incluso monopólica, de más del 50% de los alimentos que consumimos en el país. 2) Luego, buena parte de esos alimentos, comprados con muchos miles de dólares “preferenciales”, son vendidos a precios internacionales, a varios países vecinos, por la vía del “contrabando de extracción”. 3) La venta descarada de combustibles subsidiados, que le cuestan a Venezuela más de veinticinco mil millones de dólares anuales, también a precios internacionales.

Con esas tres muestras es bastante para ilustrar la magnitud de la corrupción. Ya lo dije: nadie puede ocultar tanto descaro, puesto que el volumen de productos sólo puede ser transportado en grandes gandolas, que, necesariamente, tienen que cruzar el territorio nacional de Norte a Sur, y de Este a Oeste. ¿Será que usan la “chiquitolina” que consume “El Chapulín Colorado” para minimizarse?

Vale decir que, mediáticamente, pero con muy mala apariencia, las más altas autoridades de la Nación están “enfrentando la corrupción en todas sus formas”. Según dichas autoridades, en una oportunidad, apresaron cerca de “Veinte militares” incursos en los delitos respectivos. Sin embargo, varios soldados y uno que otro sargento, son los pecesitos de acuario que, posiblemente, están tras las rejas. ¿Y los peces gordos y los gordotes?

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@UrdanetaAguirre