La barbarie se hizo presente en la Academia
Escrito por Dr. José Alberto Olivar | @JAOlivarp   
Jueves, 19 de Enero de 2017 06:16

altDe súbito nos enteramos del asalto perpetrado en la edificación que sirve de sede a las Academias Nacionales el pasado fin de semana.

En principio la noticia causó estupor dada la forma que de acuerdo a las primeras informaciones aparecidas en algunos medios de comunicación, se llevó a cabo el hecho delictivo. Luego a medida que han transcurrido los días, hemos podido observar que para las autoridades nacionales, tal parece que nada ocurrió, cosa que no sorprende. Desde el alto gobierno, saben muy bien que las Academias Nacionales representan un hueso duro de roer, en su maléfico propósito de imponer el silencio complaciente y el servilismo tarifado. Los integrantes de cada una de las Academias que hacen vida en el viejo recinto que albergó la originaria Universidad de Caracas, han plantado una postura valiente y ajustada a los deberes que les corresponde como entes al servicio de la Nación. Sus declaraciones públicas, una de las más importantes condensadas en el volumen Propuestas a la Nación (2011), es la mejor demostración de cómo las Academias Nacionales, están en plena sintonía con las más urgentes necesidades nacionales y en consecuencia dispuestas a ofrecer lo mejor de sí para contribuir desde su quehacer intelectual a la recuperación integral de nuestro país.

Así pues, no cabe la menor duda que tal proceder, resulta un completo desafío para quienes no saben otra cosa que chapotear en el lodo de la ignorancia y la cleptomanía. Lo ocurrido es un zarpazo más proferido desde los escondrijos del Estado Cuartel que pretende subyugarnos a todos. Hace ya tiempo, por medio de la asfixia presupuestaria, se ha venido ejecutando la maniobra de acallar la incómoda voz de las Academias Nacionales y vista la indoblegable resistencia de sus integrantes, luce evidente que el fin de semana pasado, el hamponato que se ha adueñado del país hizo su parte en el perverso plan de arrasar con todo lo que represente la institucionalidad republicana de Venezuela.

Hasta la fecha, no ha habido pronunciamiento oficial acerca de este hecho que de haber ocurrido en una de sus oficinas afectas, de seguro hubiese sido calificado de “terrorismo fascista”. No lo hay, y tal vez no lo habrá, porque ese es su propósito, someter al precio que sea, por el medio que sea, directo e indirecto a quienes consideran el “enemigo interno”.

Si, porque justamente ese es el peor adversario de este régimen ímprobo, el conocimiento, ese conocimiento que una vez más parafraseando al maestro Rómulo Gallegos, se enfrenta a la barbarie desatada, herida de muerte pero lo suficientemente fuerte para dar sus últimos golpes a la dignidad de quienes apegados a sublimes principios republicanos se niegan a claudicar. 

Las Universidades Nacionales y demás recintos escolares también han sentido la arremetida del hampa que actúa impune. Sin embargo, ahí están, resistiendo porque su esencia no está en el inerte inmobiliario, sino en el influjo que emana de sus integrantes. Así ha de ser la resolución que de seguro pondrán de manifiesto las Academias, puesto que gran parte de ellas se nutren de la plantilla de científicos y humanistas que hacen su trabajo con dignidad y competencia.

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