La independencia como cataclismo social
Escrito por Dr. Ángel R. Lombardi G. | X: @lombardiboscan   
Martes, 22 de Noviembre de 2016 00:00

altLas reminiscencias al partido que se identificó con la causa del Rey fueron sistemáticamente abolidas por los vencedores, los cuales se inventaron una nueva gramática y genealogía

nacional surgida de una epopeya victoriosa. Las provincias “traidoras” como Maracaibo, Coro y Guayana quedaron estigmatizadas porque perdieron la guerra y no estuvieron al lado de los caraqueños, llaneros, andinos y orientales. Los historiadores de Maracaibo, en el siglo XIX, hicieron unos malabarismos historiográficos, encubridores de la vergüenza, para conectarse a la carroza del triunfo de los vencedores. La historia escamoteada y recompuesta para seguir la lógica de la institucionalidad oficial que empezó a dictarse desde la capital Caracas, asiento de todos los poderes públicos.

Entre 800.000 y 900.000 fueron los habitantes de las distintas provincias de la Capitanía General de Venezuela al comenzar, en el año 1810, los intentos separatistas. Finalizado el conflicto en el año 1823, hay un descenso de aproximadamente de 200.000 personas, en su mayoría civiles. Tamaña mortandad es poco común en los anales de la historia de la guerra. Literalmente el partido realista fue aniquilado, y quienes sobrevivieron, tuvieron que hacerlo en el exilio.

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Otra opinión sacrosanta, apenas cuestionada, es la idea de un paseo de salud marcial por parte de los republicanos luego de la toma de Angostura en 1817. Para llegar al Carabobo triunfal, en junio de 1821, primero hubo un Boyacá en 1819. Morillo, a pesar de la falta de medios y recursos militares, de los refuerzos que la Metrópoli siempre le negó, mantuvo libre todo el eje costero norte donde se concentraba el país urbano, libre de sus adversarios. Bolívar, entendió, luego de dolorosas derrotas, que sólo flanqueando la fortaleza realista, atacando a la Nueva Granada por sorpresa, podría desequilibrar la guerra en Venezuela, como finalmente ocurrió. Así que la guerra nacional, nuestra Independencia, se logró primero en la actual Colombia, lo que nos permite rescatar la interconexión e interdependencia geográfica, histórica y cultural entre ambas regiones, hoy, artificialmente divididas por las fronteras y los bloqueos mentales que han terminado por prevalecer.

Una República es un paraíso de la debilidad nos dice Emil Cioran (1911-1995). El hecho más evidente de una Independencia fallida, como fue la venezolana, lo tenemos con el fracaso de la Gran Colombia (1819-1830), un proyecto geopolítico pasmoso e ilustrado (Luis Castro Leiva, (1943-1999) torpedeado por los principales aliados del mismo Libertador con quienes se ganó la guerra a España. Y luego, el empequeñecimiento territorial, en manos de nuestros vecinos a lo largo del siglo XIX como resultado de nuestra anarquía indómita y la pobreza de un territorio devastado. En fin, la Independencia, tema encubierto por las ideologías alrededor del poder, merece ser revisitado una y otra vez, para encontrar en el presente un recuerdo justo y contrastado de la misma, y de esa forma, pasar de ser un tema cautivo a otro inspirador, de manera muy especial, entre nuestros jóvenes en el presente.

 

 


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