La primera constitución formal que tuvo Latinoamérica fue la de Venezuela en  1811, inspirada en la esencia de la Revolución Francesa, teniendo ésta como base los principios  de: libertad,

igualdad, confraternidad y  soberanía del pueblo, permitiendo desarrollar un Estado modelo para la época, el cual no duró mucho porque siempre estuvo marcado de divergencia criolla en las diversas provincias y así surgió la Constitución de 1819 de corte  eminentemente moralista, aunque  también fue sustituida por la de 1821 producto de la unión de varios países y luego la de 1830, impulsada por el general José Antonio Páez en donde se mantenía la elección de segundo grado, primero se elegían a los electores y luego éstos votaban por los diputados y el presidente.

Para la época (1840), los caudillos agruparon su gente en 2 frentes el ala armada militar y la fuerza civil, encargada de ser militantes de los primeros partidos políticos venezolanos, ambos bandos contaban con su propia simbología, el Partido Liberal se identificaba con el color amarillo, posteriormente adoptado por los federalistas, en cambio el rojo le pertenecía al partido conservador y a los centralistas; aunque no hay precisión científica sobre las circunstancias que motivaron la escogencia del color, sin embargo, es viable el significado ancestral y la analogía internacional, ya que el amarillo estaba íntimamente vinculado a la raza aborigen y a la tierra soberana, mientras el rojo encarnaba todo lo contrario, es decir, la violencia y perpetuación sangrienta en el gobierno de un selecto grupo antinacional de descendencia realista arraigada.   

Con el transcurrir del tiempo siguió en  vigencia el predominio de intereses personales representados por grupalidades y en el ascenso al poder de los Monagas, se evidenció la diversidad de criterio entre ambos hermanos (José Gregorio y José Tadeo), marcando cada quien su propio estilo tendencial  hasta el punto de enfrentarse públicamente pero sin llegar a las armas.

Con el derrocamiento de José Tadeo Monagas (1858), es creada la Sociedad Democrática de Santa Rosalía, movimiento integrado en mayoría por ex miembros del partido liberal, ahora haciéndose llamar federales; el objetivo central de esta sociedad consistía en desarticular a los grandes caudillos y redistribuir el poder, implicando mayor participación del ciudadano “común y corriente”.

Viene la guerra civil venezolana, la desfragmentación social, la lucha de tendencias ideológicas internas y adversarios acérrimos, todos conducidos por caudillos, acaudalados hombres ricos y grandes terratenientes en ese periodo histórico triunfan los federales, promulgando la constitución de 1864, comenzando a verse las bases de un verdadero Estado Federal,  sustituyendo las Provincias por Estados y dándole a cada uno de ellos la autonomía suficiente.