Este país también se llama Mercedes Pulido de Briceño
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Martes, 23 de Agosto de 2016 09:00

altLa opinión pública venezolana supo de ella no como una ministro más, sino como la decidida propulsora de la reforma del Código Civil.

No le hizo falta la actitud estridente, el amago sensacionalista, la vanidad hecha temeridad, sino  bastó su más profunda convicción – además -  cristiana para motorizar ideas e iniciativas que son las que construyen día a día la República que, por definición, es de todos.

Tuvo como herramienta esencial la comprensión cabal de los problemas y un sentido de tolerancia que le dio un magnífico empuje pedagógico a sus propuestas.  No le fue indispensable la figuración política para impulsarlas, pues, con magnífica y bendita voluntad,  prosiguió una labor que las nuevas generaciones deben continuar y cultivar con la misma sencillez y modestia, decisión y eficacia que la caracterizó.

Realmente progresista, desapegada de los rótulos de ocasión, la presencia de la mujer en el escenario que fue y va más allá de lo político, cobró realidad en el país que también lleva su nombre, por el tesonero esfuerzo, la voluntad insobornable y el aporte creador que hizo peso propio renunciando a los fáciles estereotipos del momento. La venezolana de hoy lo es, por sus contribuciones aún desde sus vicisitudes más humildes, las que no necesitan de las supuestas poderosas consignas que, en nombre de la redención, apuestan por las más viles dictaduras de aventajados burócratas.

Constructora de la República, la de cada día, Civil y Democrática, en el hogar, en la academia, en su desempeño profesional, pero – lo más importante – en la familia y (sus entornos) que, hoy, está tan urgida de reivindicar. Auténtica, en el sentido que le confirió Ignacio Lepp al término, ha trascendido porque su obra llevó siempre el signo y la vocación de la trascendencia. Y estas palabras no son de oportunidad,  porque, es necesario subrayarlo, no tuvimos trato personal con ella: ¿hizo falta para reconocer ahora su trabajo, su testimonio, su legado?

Venezuela puede exhibir con orgullo la herencia que deja: amor por su país, hecho de preocupación y amor hacia el prójimo más desamparado.  No hubo bullicio, desplante, humillación y arrogancia: hubo y habrá Mercedes Pulido de Briceño, ejemplo de la edificadora de una República Civil y Democrática.


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