Patética OEA
Escrito por Pedro Paúl Bello   
Lunes, 29 de Junio de 2009 16:54
Ciertamente, los organismos internacionales no son entidades aéreas, abstraídas de realidades concretas y tangibles que se viven en  Estados y pueblos en ellos representados.  Por tanto, sus actuaciones y decisiones, inevitablemente, han de tener una suerte de relación con particulares vivencias de cada Nación, así como con intereses políticos, económicos y de otra naturaleza, propios de tipos diferentes de gobiernos.
No puede, pues, pretenderse que una suerte de asepsia política preserve estas instituciones de toda contaminación con orientaciones o intereses particulares de gobiernos en ejercicio.
 
Pero de este debido reconocimiento a aceptar que gobiernos organizados en familias de intereses ideológicos, políticos o económicos hagan de cualquier organismo instrumento al servicio exclusivo de tales intereses, como cualquier observador externo puede concluir de las actuaciones de la Organización de Estados Americanos durante estos últimos años, hay  grandes e inaceptables diferencias.
 
El artículo 2º de la Carta Democrática Interamericana, después de asentar que “la democracia representativa es la base del Estado de Derecho y los regímenes constitucionales de los Estados miembros”, afirma:  “La democracia representativa se refuerza y profundiza con la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad conforme al respectivo orden constitucional”. ¿Cuántas veces, en Venezuela, no se ha quebrantado ese marco de legalidad con descaradas actuaciones del gobierno, presidido por el Sr. Chávez, opuestas al orden constitucional?
 
El Dr. Adrúbal Aguiar, en artículo publicado el 12 de octubre de 2002, dio cuenta  -para esa fecha, apenas a dos años y ocho meses de ejercicio de gobierno por parte de Chávez-  de la violación de 10 artículos de la Constitución de 1961, vigente hasta el 15 de diciembre de 1999, y de 129 artículos (más de la mitad de los artículos y prácticamente todos los capítulos) de la nueva Constitución promulgada en dicha fecha, quedando aparte, en dicha enumeración, algunos artículos de la Convención Amencana y de la Carta Democrática Interamericana, documentos éstos que son instrumentos legales fundamentales de la O.E.A.  Si ello era así para  el 12 de octubre de 2002, hay que imaginar cuántos artículos habrán sido violados a la presente fecha.
 
Ante todos los atropellos que ha sufrido el pueblo venezolano por mano de este gobierno, la OEA ha permanecido insensiblemente muda.  Aparte de descarados fraudes electorales que han sido el sostén del régimen, en Venezuela se han quebrantado derechos humanos mediante numerosos atropellos a personas que manifiestan en las calles, sean estudiantes, mujeres y hombres de cualquier edad; de manera sistemática y cada vez peor, se ha conculcado la libertad de expresión mediante el cierre de plantas de TV (como RCTV); hay amenazas permanentes hechas públicas por el propio Jefe del Estado (contra Globovisión y sus directivos), pero además son innumerables las discriminaciones y atropellos físicos contra profesionales de la comunicación de ambos sexos. En la OEA no se ha abierto una boca para reclamar esta situación que está en permanente desacato del contenido de la Carta Democrática Interamericana en su artículo cuarto.
 
A todo lo anteriormente escrito, que es ya muy grave, se añade la total desaparición del Estado de derecho en Venezuela:  El artículo 3º de la Carta Democrática Interamericana, además del “acceso al poder y su ejercicio con sujección al Estado de Derecho” y “la celebración de elecciones libres y justas” que jamás han ocurrido en Venezuela desde 1999, señala también, como elemento esencial de la democracia representativa “la separación e independencia de los poderes públicos”. ¿Podría en cualquier otro país que no sea Venezuela, ser más clara la dependencia y sometimiento incondicional de los Poderes Públicos a los dictados, caprichos y arbitrariedades que provienen de la díscola voluntad del Jefe del Estado?  ¿Y la OEA no se ha dado cuenta?
 
¿Es que acaso en Venezuela se ha respetado lo dispuesto en el art. 10º de la Carta Democrática Interamericana que dispone “el ejercicio pleno y eficaz de los derechos de los trabajadores y la aplicación de normas laborales básicas” que consagra la Declaración de la OIT? ¿Desconoce el Secretario General de la OEA y los representantes de los países miembros la persecución que se hace en este país contra la clase trabajdora, cuyos sindicatos están amenazados de eliminación para sustituirlos por unos Consejos afines al régimen?
 
¿También ignora el Sr. Insulza  -cuya obligación es hacer cumplir la Carta Democrática y los demás instrumentos fundamentales de la Organización- e ignoran los señores representantes de los países miembros-   que en Venezuela se está por imponer un sistema educativo al mejor estilo soviético o cubano?
 
¿Conocen el Secretario General y los representantes de los países miembros, que los Gobernadores y el Alcalde Metropolitano de Caracas han sido bloqueados en el ejercicio de los cargos para los cuales fueron electos por mayoría de venezolanos de sus Estados nacionales y de la Capital? ¿Saben estos señores que en Caracas ha sido designada “a dedo” (según su propia expresión) una “Jefe de Gobierno” en cargo no previsto en la Constitución ni en el ordenamiento territorial venezolano, para ejercer funciones que según la Ley corresponden al Alcalde Metropolitano? ¿Está esto, acaso, en conformidad con los documentos fundamentales y básicos de la OEA?
 
¿Desconocen también, esos señores, que hasta instituciones de la cultura nacional están siendo perseguidas mediante insólitos despojos y desalojos de locales, como el perpetrado y hecho contra el Ateneo de Caracas, piedra angular de la cultura caraqueña?
 
La OEA reaccionó como impulsada por un resorte atómico cuando, en abril de 2002, el Sr. Chávez fue sacado del poder por un supuesto “golpe de Estado” que nunca existió sino en la mente del gobernante, quien planificó un simulacro de golpe para intervnir en las Fuerzas Armadas a las que temía ¿Ignoran el Secretario General y los miembros representantes del Organismo, que el Sr. Chávez renunció a la Presidencia de la República cuando sus más cercanos oficiales de las FFAA se negaron a obedecer su orden de activar el llamado “Plan Ávila” para lanzar tanques de guerra contra una pacífica marcha opositora que protestaba el por personal y abusivo despido, hecho público por el Presidente en “cadena” de radio y TV,  de mas de 20 mil funcionarios y trabajadores de la empresa eje de la economía nacional, la petrolera PDVSA, hoy arruinada?  ¿Desconoce esa Organización que el Tribunal Supremo de Justicia, poco después, declaró por mayoría que el 11 de abril no había ocurrido golpe de estado en Venezuela, decisión que fue públicamente calificada por el Presidente como “una plasta”? ¿Desconocen también que en aquella manifestación gigantesca murieron 19 venezolanos víctimas inocentes de balas disparadas por militantes y funcionarios que días antes del acontecimiento habían preparado hospitales en la calle y tomado edificios adyacentes al Palacio de Miraflores?
 
¿Desconocen también las evidencias patentes en las famosas computadoras que mostraron innegable complicidad del gobierno de Venezuela con la FARC colombiana?
 
¿Cómo les parece al Sr. Secretario General Insulza, y a cada uno de los representantes de los países miembros, la reacción del Sr. Chávez de “derrocar” al gobierno que sustituya al Sr. Zelaya en el mando de Honduras?  Por otra parte, ¿acaso en Honduras el Congreso y la Corte de Justicia no son instancias legítimas del sistema democrático de gobierno en ese país?
 
Por supuesto, estas consideraciones deben parecerles “necias” e inoportunas.  Lástima. En la opinión pública continental, cada nuevo día aumenta el desprestigio de la OEA por culpa de un reducido grupo de gobiernos que se han sumado, más por intereses monetarios favorecidos por la “chequera petrolera” que por otras razones, a la línea política de conducta impuesta por el eje Cuba-Venezuela apoyado en el Foro de Sao Paolo desde 1990. ¿Se dan cuenta estos señores del destino que así espera a nuestra América Latina? ¿Se dan cuenta de que conducen a nuestros pueblos al espantoso atraso político, económico, cultura y, sobre todo humano que sufrió la desaparecida Unión Soviética y sus países satélites y que aún no han podido superar? 
 
¿Por que será que en otras latitudes nos llaman "paises bufos"?
 
La OEA, para el común de los venezolanos, ha devenido en organismo patético. Ese patetismo se ha puesto más en evidencia a partir del triste espectáculo que dio ese cuerpo internacional a raíz del grotesco “perdón” dado a la tiranía cubana por su expulsión ocurrida cuando trató de invadir y derrocar al legítimo gobierno democrático venezolano de Rómulo Betancourt, en la década de los años sesenta. Perdón no solicitado por el régimen cubano el que, para mayor patetismo de la OEA, luego de recibido, tuvo la franqueza de manifestar que “no le interesa” tomar parte en su seno.
 

Menos mal que el “aire” de estos tiempos ya viejos, está demostrado que vamos  hacia tiempos nuevos más justos y humanos.
 

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